¿Qué supone verdaderamente esta nueva propuesta del gobierno, en la que el banco permitiría alargar la hipoteca para aliviar el pago de las cuotas hipotecarias a los consumidores?
En un principio alargar el plazo de la hipoteca rebajaría el pago de las cuotas inmediatamente, sin embargo, pagar más tiempo una hipoteca supone sin lugar a duda el pago de más intereses.
Las entidades bancarias quieren alargar el plazo de pago de las hipotecas para ayudar a los hogares vulnerables con problemas para afrontar el pago de sus cuotas ante la acelerada subida de los tipos de interés y de la inflación. En concreto, la medida, que aún no está cerrada y será un anexo al Código de Buenas Prácticas, se aplicaría en aquellos casos en que las hipotecas variables ligadas al Euríbor y firmadas a partir de 2012 se encarezcan al menos un 30% tras la revisión, y siempre que los ingresos del domicilio no superen los 24.318 euros al año. Otro requisito, es que, el crédito consuma al menos el 40% de los ingresos de la familia, lo que se considera un nivel de alto endeudamiento (superior al 30-33% recomendable).
El borrador del protocolo, temporal y al que se podrán adherir las entidades de manera voluntaria, contempla extender el plazo de amortización de los préstamos hasta cinco años, siempre que no se superen los 40 años desde la fecha de concesión inicial.
Pero de nuevo debemos preguntarnos ¿qué supone verdaderamente ampliar el periodo de amortización de una hipoteca? ¿Y por qué las entidades están de acuerdo con dichas medias? Prolongar el plazo, por ejemplo, de 25 a 30 años, supone rebajar el importe de la cuota mensual de manera inmediata como ya he mencionado. Así, la carga financiera se ve inmediatamente reducida sin duda alguna. Sin embargo, la letra pequeña que esconde el borrador de la nueva reforma es que, al aumentar el número de años y pagar durante más tiempo el préstamo, a la larga, se acaban abonando más intereses. Es decir, supone incrementar la deuda a los consumidores y una ganancia para la banca, por ello, las entidades están de acuerdo con la medida, puesto que les favorece. Así que, tenemos el resultado de siempre “la banca siempre gana”, el consumidor siempre pierde.
La imparable alza del euríbor ha provocado un encarecimiento histórico en los préstamos en revisión. La media provisional del índice de referencia ya supera el 2,8% en diciembre tras alcanzar en tasa diaria niveles que no se veían desde comienzos de enero de 2009 (el 2,7%). Por ello, quienes tengan que revisar en los próximos meses pasarán de un Euribor cercano al -0,5% a uno que, según los expertos, puede alcanzar el 3%. Una hipoteca de 180.000 euros a 25 años con un diferencial del 1% sobre el euríbor y revisión anual pasará de pagar una cuota de 640 euros al mes, a una cuota 911 euros, lo que equivale a 3.250 euros al año. Con un tipo de interés efectivo del 3,5%, los intereses globales ascienden a 90.336 euros. Si el periodo se alarga a 30 años, el total de intereses superaría los 110.000 euros.
Es decir, una vez acordada la ampliación del plazo de la hipoteca, y hasta su vencimiento final, el principal pendiente del préstamo continuará amortizándose mediante las nuevas cuotas periódicas, ajustadas al nuevo plazo, y seguirá devengando el interés que corresponda. En cualquier caso, la cuota resultante de la novación no será inferior a la última existente antes de la revisión del tipo de interés variable.
El borrador del gobierno con dicha medida lo que conseguirá es que, en un futuro las familias vulnerables tengan un lastre mayor, en el sentido, de que, deberán abonar unas cuotas que nuevamente estarán encarecidas por los intereses, es decir, más endeudamiento.
Por ello, esta Letrada considera que alargar el plazo de las hipotecas, con carencia o moratoria temporal de intereses, es el «pan para hoy y hambre para mañana», ya que, los intereses que no se cobren durante el periodo de tiempo estipulado -ya sean 6, 12 o 24 meses- «se diferirán en el resto del mismo y terminarán engordando las cuotas restantes».
Por último, en conclusión, es que, las medidas para atacar la imparable subida de las cuotas de la hipoteca no debería ser el pago de más intereses, es decir, más plazo sin pagar amortización, pero pagando intereses, ese es el revolving blando de las moratorias convencionales, lo que debería de contemplar el gobierno es una reestructuración de la deuda, limitación en la subida de los intereses remuneratorios, o sea cláusula techo en beneficio de las personas consumidoras y, en los casos más difíciles, suspensión en el pago de la cuota sin pagar intereses remuneratorios durante la carencia. A demás de no solo incluir a los más vulnerables sino un acuerdo de mínimos porque los vulnerables solo representan unas 200.000 hipotecas de los ocho millones que hay firmadas.
En definitiva, las medidas que quiere implementar el Gobierno, sin contar con el dialogo y la negociación de los consumidores, pueden crear un grave perjuicio a los consumidores vulnerables y a los no vulnerables que son la mayoría, y el sustento del país.
Las únicas medidas validas serían las que anteriormente hemos expuesto, entre ellas, la congelación de las hipotecas sin el pago de intereses en casos más extremos, como han propuesto las asociaciones de consumidores, ello, se puede considerar que es un ofrecimiento «razonable» de los bancos que beneficiará a las familias al no sufrir una revisión de cuotas durante el próximo año. Y el único caso en el que no existirían ganadores por una crisis, sino una colaboración conjunta de entre las entidades y los consumidores para evitar la crisis de unos y las ganancias de otros, las entidades.