El precio de la luz en España no deja de batir récords y la subida está impulsada principalmente por los mercados internacionales. Se trata de un tema de máxima actualidad que ADICAE va a tratar en una jornada sobre economía circular que celebra este martes 30 de noviembre en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
La subida del precio es el resultado de lo que se paga por emitir CO2 ya que actualmente los derechos de emisión están en máximos históricos y vienen subiendo en los últimos 6 meses, esto ha provocado una traslación al coste de la electricidad. Por otro lado tenemos el efecto de los precios del gas que actualmente también está subiendo en los mercados internacionales, debido a varios factores como pueden ser una actividad más potente de la que se esperaba o la falta de inversión que impide que la oferta de gas se amplíe.
Estos son los dos factores que impulsan el coste de la electricidad y la respuesta del Gobierno español para tratar de amortiguar el impacto de la subida en la factura ha sido la de rebajar los impuestos pero, aun así, evitan adoptar medidas que limiten el coste al ser contrarias al derecho comunitario. Es por ello que el precio de la luz en España seguirá en máximos históricos las próximas semanas mientras las condiciones meteorológicas no faciliten el uso de las energías renovables.
Especulación
Varios medios de comunicación apuntan a la especulación de bancos y fondos que están haciendo subir los precios de emisión de CO2 y si entendiéramos bien, sin prejuicios, qué es especulación, podríamos estar de acuerdo pero cuando se titula por ese lado no se está enviando un contenido del mensaje adecuado a la población.
Por tanto, se están encareciendo los derechos de emisión de CO2, para luchar contra el cambio climático y la Comisión Europea les exige a las eléctricas que quieran producir electricidad a partir de centrales que emitan CO2 que tienen que disponer de unos permisos y licencias que escasean. Como la Comisión Europea quiere que esos permisos sean muy caros a fin de que sea más caro producir electricidad por carbón y por ciclo combinado (gas) y, por tanto, se favorezcan así otras fuentes de energía que no emitan CO2 en pro de la transición ecológica, podemos observar cómo se están restringiendo esos derechos de emisión de CO2, lo que provoca que el precio vaya al alza en el medio y largo plazo.
Ahora, como los especuladores sabían que a futuro esos derechos serían más caros, por ser más escasos y, sabían también que las centrales eléctricas iban a necesitar más para producir electricidad, los compraron para utilizarlos más adelante o mejor dicho, venderlos a quienes lo necesitasen.
Se produjo así un encarecimiento de los precios de emisión porque aunque no se estaban utilizando para producir sí que se estaban comprando, y el resultado de estas compras resultó en el encarecimiento. Si bien es cierto que, lo que posiblemente se va a conseguir con esta compra y recompra de derechos de emisión sea que de ahora en adelante los precios de emisión no suban tanto como hubieran subido en los meses de más producción de electricidad, también es cierto que resulta un encarecimiento en abril y meses de menor producción pero así se estabilizará durante todo el año, no encontrándonos con tantas subidas y bajadas en el precio de la luz y resultando una media mucho más elevada del precio medio anual, de nuevo, en pro de la transición ecológica.
Problema de las renovables
El problema de las renovables, más allá del coste, es que si no hace sol las fotovoltaicas no funcionan, si no hace viento las eólicas no funcionan y como la electricidad no se puede almacenar a gran escala necesitamos disponer de otras fuentes de energía que son:
1) las nucleares (que no las queremos)
2) Las que queman combustibles fósiles.
Y en España, si se encarece generar electricidad vía quema de combustibles fósiles, a través de estos derechos de emisión, hasta que tengamos una fuente de energía barata, estable y confiable, tendremos que acostumbrarnos a estos precios. Ahora bien y anticipándome a las posibles soluciones, por lo que respecta a las nucleares, como acabamos de decir, en España no se quieren pero estamos comprando el excedente energético de Francia que se crea con centrales nucleares.
Determinación del precio de mercado
En España, el precio del mercado eléctrico se determina a través de una entidad pública -la Red Eléctrica de España- que calcula la cantidad de electricidad que necesitará el país en cada hora del día siguiente.
Las empresas ofrecen sus productos mediante subastas cuyos precios varían según la fuente de generación (eólica, hidráulica, nuclear, de combustibles fósiles, etc.) y ninguna se basta por sí misma para cubrir la demanda necesaria.
En cuanto a la parte de generación, aparece un precio diario en función de las tecnologías que aportan electricidad a la matriz energética global del país. Y en función de cuanta aportación ofrece cada una de las tecnologías tendremos un precio más caro o más económico.
Para que sea más económico la participación de las tecnologías baratas debe ser mayor, esas tecnologías son las renovables. Pero por otro lado tenemos las caras, que son las que marcan el precio de la electricidad. Es por ello que nos encontramos con un problema estructural en la determinación del precio de la electricidad y que el funcionamiento del mercado eléctrico español, que viene determinado por la Comisión Europea, está en que toda la energía que se compre para una hora determinada se paga al precio de la energía más cara de todas las que completan la demanda en ese tramo horario. Es decir, si para una hora en concreto el 80% es de origen hidroeléctrico, el 19% nuclear y el 1% restante es de gas natural, la red eléctrica de España pagará a las empresas el 100% al precio del gas natural (el más elevado de todos).
Problema de la determinación del precio
El factor que encarece el precio de la energía, es que no las pagamos todas a su importe, si no que las pagamos al valor de la más cara que entra en la puja diaria. Eso lo marca Bruselas y no es precisamente una política progresista, es una política neoliberal la de la Comisión Europea desde hace décadas que favorece a las grandes empresas del sector eléctrico.
El mercado eléctrico español funciona como un oligopolio de facto en el que cinco gigantes energéticos controlan la práctica totalidad del mercado de particulares y más de dos tercios del suministro del tejido empresarial de España.
El 90% de los Kw/hora consumidos por las familias españolas es generado por una de esas cinco empresas que controlan la práctica totalidad de las redes de distribución. Esta concentración del suministro y producción otorga a este pequeño grupo de empresas un poder de manipulación del mercado a favor de las eléctricas.
En España la producción la controlan cinco grandes empresas que juegan con la producción de forma que no terminan de cubrir la demanda con las energías más baratas, ellas invierten en renovables pero se cuidan de que la demanda se cubra con energías caras. Por tanto, el modelo de regulación energética, diseñado desde la Comisión Europea y puesto en marcha con determinados matices perjudica gravemente a los ciudadanos.
A todo esto también hay que sumar a los factores que encarecen la electricidad española las puertas giratorias, es práctica habitual que cargos políticos de primer nivel pasen a ocupar puestos en los consejos de administración de estas empresas después de terminar su desempeño público. Lo que puede interpretarse como que las empresas otorgan favores a aquellos políticos que las beneficiaron.
Ex presidentes de Gobierno como el Sr. Aznar o el Sr. González, bajo cuyos mandatos se impulsaron importantes reformas y privatizaciones en el sector eléctrico, acabaron sentados en consejos de administración de dos de las principales empresas del sector y no son la excepción ya que varios ex ministros y altos cargos de los gobiernos PP y PSOE se han colocado en las grandes empresas privatizadas.
facturar la luz genera caos eléctrico a consumidores
España es uno de los países con mayor penetración de contadores inteligentes de la luz en los hogares. Las empresas distribuidoras hicieron bien sus deberes y cambiaron los contadores más o menos en tiempo y forma. Pero ha sido llegar el primer cambio de tarifas, unos nuevos peajes y cargos, y toda la inteligencia automáticamente de algunos contadores ha desaparecido, de la noche a la mañana, generando un auténtico caos en la facturación.
Los contadores eléctricos son los encargados de medir el consumo de luz que se realiza en cada suministro durante un tiempo estimado. Gracias a él, las compañías eléctricas tarifan en función del precio pactado entre el cliente y la comercializadora.
Desde este verano se está observando este caos eléctrico no solo a consumidores sino a pymes. Algunas distribuidoras, como es el caso de Unión Fenosa (Naturgy) o Endesa, están generando muchos problemas a estos consumidores porque no están pudiendo leer bien los contadores de la luz. Es decir, no están enviando a las comercializadoras las lecturas de la luz de los clientes y por tanto estas no pueden facturarles.
Los cambios tarifarios no solo han provocado precios más caros para buena parte de los consumidores, sino que también ha generado estos retrasos a la hora de facturar. Sólo cabe esperar a que se solucione lo antes posible y todos los consumidores puedan recibir sus facturas en tiempo y forma, por el bien de toda la cadena de mercado.
Posibles soluciones
1) Como alternativa encontramos las cooperativas de consumidores donde compramos y vendemos nosotros mismos la electricidad a un precio barato -quitando los márgenes de beneficio de las comercializadoras-.
2) Política intervencionista, una política que le ponga límites al oligopolio.
3) Impulsar el uso de recursos naturales para tener independencia económica para no depender de factores externos.
4) Realizar un cambio estructural en la forma de configurar los precios ya que se favorece la especulación.